De escritores amigos: Humberto Leyva

He alterado varias veces el plan de promoción de escritores amigos, debido a urgencias propia de este oficio de falso editor que soy: a veces, editores reales que son mis amigos han alterado sus planes para incluir libros míos entre sus ediciones. En este caso, decidí favorecer a un escritor tesonero, que sin dejar de soñar con colocar su literatura obvia los ninguneos propios de los rincones obtusos, y sigue creando en silencio.

Callado como es, sin alardear de su quehacer literario, sencillo como persona y modesto, pasa por nuestras calles a veces desapercibido. Entonces, aunque sólo yo tenga un lector de mis blogs literarios, comienzo por presentarlo en imagen para que si alguno lo reconoce por las calles (tuneras o del mundo) sepa que se trata de Humberto Leyva Pérez.

Nacido en Las Tunas, Cuba, en el año 1956, su vida laboral ha transitado por diferentes funciones, entre otras la de tipógrafo y corrector en la imprenta El Cucalambé y en el combinado gráfico Alejo Carpentier, ambas labores en su ciudad natal. Es graduado de Bachiller en Ciencias y Letras y graduado en Lenguas Extranjeras. Sus obras aparecen en antologías de España, Estados Unidos, México y Paraguay, así como en revistas e impresos literarios de Cuba; Ha obtenido varios premios literarios, algunos de ellos en concursos nacionales. Tiene publicados varios plegables de cuento y poesía.

En este momento, podrán disfrutar de cuentos y poemas suyos que he seleccionado entre su extensa obra inédita y algunos de ellos publicados con anterioridad. Se los brindo en tres formas diferentes: en archivos de texto en esta propia página, para descargar tanto en archivos en formatos pdf como en formato de voz.

Selección  de cuentos de Humberto Leyva Pérez

LATITUD CERO                                       

Los muertos están fijos en su muerte

y no pueden morirse de otra muerte

Octavio Paz.

Joao Carvalho, salió como de costumbre rumbo al mar, donde tiene un bote de motor. Lo habilitó y se dispuso a navegar; la marea está vaciando, por lo que  no le fue difícil adentrarse  en el mar saliente. Después el bote no  se movió más. Las paletas dejaron de girar. El viento frío del norte le golpea el rostro:

—No estamos en invierno —masculló.

En menos de un cuarto de milla a la redonda, las olas siguen su curso  turbulento. Al chocar contra las rocas levantan gigantescos oleajes.

Joao, está sentado en su bote inmóvil. Las aguas convertidas ahora en hielo lo han atrapado. A través del mismo contempla el abismo, negro como un agujero y se queda pasmado.

Joao curtidor, regresa por el sendero deslizante a su cabaña. Contempla aquel portento. Su bote en medio del hielo y alrededor sigue el rompiente  de las olas. Se extraña al pensar qué jugarreta era esta del destino.

Se pone un abrigo de cuero porque siente frío, y se sirve el más fuerte de los  vinos que tiene en su cabaña.

Joao, recordó su pasado, sus avatares, un conflicto interno lo ahoga.

¿Cuántas existencias ha tenido? Trae a la memoria los días de su infancia de niño abandonado.

niño bien,

niño buscándose la vida en la favela, encerrado en la esclavitud,

niño libre y descalzo…

de rico,

de indigente…

su juventud llena de matices, de felicidad,

llena de miseria, llena de…

por su memoria pasó Joao presidente, soldado, aventurero, Joao curtidor.

Vienen todos los remordimientos, como el de aquella aldea que arrasó en Afganistán, de mercenario de una bandera extraña; pero, él, Joao Carvalho, cumplía órdenes, no era un criminal: escucha los gritos de los niños, de las mujeres, el lamento de los ancianos, ve los mutilados, a la soldadesca acribillando  por doquier…

No, él no era culpable. ¿Iba a pagar por todos? ¿Acaso era un símbolo del crucificado? La vida no le jugaría una mala pasada.

Joao, fue agitador con los sintierras, los enseñó a pedir el pan diario con los puños, a tomar las tierras, a vivir sin amo y sin ley.

Ahora, se ve en la selva con los  recolectores de siringa para hacer caucho, puede sentir el olor a sudor de ellos, de los hambrientos, la glotonería de los ricos.

Secó el sudor del rostro, a pesar del frío y el hielo, y la ventisca de verano. ¿Quién era él ahora?

Joao de los hambrientos,

Joao aventurero,

Joao criminal,

Joao de las multitudes,

Joao curtidor.

Logra romper esos pensamientos monótonos. La curiosidad puede más. Se adentra por la senda de pasos hasta el bote. Observa el profundo abismo que da miedo.

La plataforma se quiebra bajo sus pies, y…se hunde con el bote, atravesando los hielos cristalinos. Cae como Icaro. Se va hasta el fondo,  allá, más allá del abismo, más allá del fondo, más allá.      

(LATITUD CERO obtuvo el premio en la modalidad Cuentos para adultos en la edición online del Encuentro Provincial de Talleres Literarios 2021 en Las Tunas)

EL CALLEJÓN DEL CURA

Estamos a la expectativa cuando habla, vive en la capital y es camionero, conoce muchos lugares:

—Después de esta no hay más na, loco. Fíjate, antes de ser transportista, corté muertos durmiendo entre ellos, fumé, la comida era allí, y nunca se levantó uno, ¡ocho años, loco! No se me apareció un difunto y en la carretera, menos.

—Sí, hay cosas inexplicables.

—¿Cómo cuáles?  ¿A ver?

—En la televisión hay programas; en Cuba es Pasaje a lo desconocido, Expedientes X; hay un científico que es crédulo.

—Ese es un comemiedda. Esas historias de ustedes las llevan allí, y para Taladrid  en vez de ser polémicas dan risas, lo meten en callejón sin salida, entonces su frase habitual saque usted sus propias conclusiones;  es buen periodista aunque un poco jodedor, cuando se ve perdido se lava las manos como hizo… —se calla.

—Habanero, ese científico te da la posibilidad del más allá, de un mundo extraterrestre, lo inexplicable e insólito. La ciencia no lo sabe todo; mira, la grulla no es pájaro, el que la come agoniza y tienen que buscar quién  sepa cantar La  Grulla desde una esquina del techo para que descanse en paz.

Miguel se queda pensativo: es verdad que La Habana es la capital, ¡montes, chico! estas gentes son guajiros que todavía creen en supercherías, en vez de estudiar informática, conectarse a la Wifi, entrar en Internet; hace rato que el hombre puso los pies en la luna y tantos adelantos científicos, pero coño ¡somos amigos y no los quiero lastimar!

—Habana, ¿te has quedado silencioso? ¿Se te descargó la batería?

—Pensando. Siempre lo mismo, chico; que fulano recogió una mujer y se desapareció del carro, un aparecido con colmillos de elefante, por allá un cagüeiro. Yo viví entre babalaos, me crié en Monte, San Miguel del Padrón, Guanabacoa que es la mata, yo no creo en mieddas.

— ¿Y si lo que tú niegas existe?

La voz sale del grupo que está disperso a uno y otro lado. Se percata que la luz de la lámpara del cuarto de hospedaje para choferes cae haciendo un yin-yan, por eso no ve al que habla.

—Yo, para creer tienen que convencerme con argumentos que tengan fundamentos científicos.

—¿Y si te invito al callejón? —replica la voz.

—¿Qué vamos a ver?  Un hombre sin cabeza montado a caballo, el fantasma de Blackberry, las brujas de Halloween —Miguel el habanero se burla y ríe sabroso

—¿Vamos o no?— le pregunta molesto Tatico.

—Llámame a las tres.

—No, tenemos que salir ahora, porque sucede entre las doce de la media noche y las tres de la mañana.

—¿Dónde queda?

—En Camagüey, le dicen El Callejón del Cura

Después  de dos horas llegan y dejan el carro en la Base

Se apostan en el lugar.

—¿Hay que esperar mucho?

— Haz silencio y espera.

Un chillido espeluznante hace decir a Tatico: ”¡Solavaya!”.

—Y eso, ¿nunca has oído sonar a una lechuza?

—Dicen que es señal de mal agüero.

— Qué mal agüero ni un carajo.

Se escucha un tintineo y pasos. La figura avanza, se acerca cada vez más.

—¡Es el cura!

—Eso que ves, es un tipo con un batilongo y el rosario en la mano —dice Miguel.

La noche se hace más oscura y el callejón se estrecha. Reconoce que es un muerto, pero camina, viene rezando, y pasa a través de ellos, dejándoles escalofríos.

Miguel mantiene la lámpara del celular encendida.

—¡Corre, loco esto no es conmigo, corre!

Está solo. Tatico desapareció.

EL DISPARO

Cuando comencé a vivir en la casona su presencia era agradable, como si estuviera en él mi juventud. Ahora me molesta su andar sigiloso; y no es fácil deshacerse de él.

El tiempo lo cambia todo.

Ha dejado de ser el apuesto entrenador de tiro a causa de la bebida.

Si deambulo por la habitación sigue mis pisadas. Su rostro envejecido me disgusta. Noche y día me persigue; solo me libro de él cuando salgo a la calle y entonces me acompaña mi propia sombra. Lo odio.

Observa todo lo que hago, y me escucha hablar a solas como Hamlet.

Hace unos días nos enfrentamos, y en sus ojos descubrí que también me odia.

He decidido deshacerme del esperpento. No soporto su mirada. Arrastro hacia mí el carro-bar y… ¡maldita sea!

De hoy no pasa, voy a emborracharme solo. Me voy hasta Quinta Avenida, mientras fumo, cuento los años que ha vivido allí, los secretos que guarda mi habitación; de cuando Vanessa me abandonó y se burlaba de mí al verme morder las lágrimas de impotencia.

Subo tambaleante la escalera, paso a paso; quiero sorprenderlo. La habitación a oscuras, pero sé que está esperándome. Busco el interruptor a tientas, la luz refulge como relámpago. Nos miramos con ira; todavía no he perdido la habilidad. Saco la pistola con rapidez y no se queda atrás. Es tan diestro como yo, lo agarraría por el cuello hasta asfixiarlo. Estamos frente a frente apuntándonos. Mi mano no tiembla y aprieto el gatillo. El disparo produce dos fogonazos que alumbran la habitación. Es un duelo sin testigos.

El balazo no me roza la piel, pero lo desaparece junto al sonido de múltiples partículas de cristal.    

Para descargar en formato pdf se encuentran disponibles los cuentos de Humberto Leyva Pérez titulados JAQUE MATE, EL CONDENADO y QUISQUEYA.

PARA DESCARGARLOS HAGA CLIC

AQUI

Para descargar en formato de voz se encuentran disponibles los cuentos de Humberto Leyva Pérez titulados LAUREN y LA HERENCIA.

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Selección  de poesía de Humberto Leyva Pérez

La poesìa de Humberto Leyva posee un aire entre descrptivo y contemplativo en versos como “Sobre la ciudad / los luces son el firmamento al revès” (en el poema Contemplación de su plegable de igual nombre); aunque también se acerca a la poesía social en el poema Alerta del mismo plegable en sus dos primeros versos: “Herida de muerte / la tierra grita”.

Se trata de poemas conversacionales, casi desprovistos de lirismo que en cambio surge con idéntico tono en poemas como Aunque te vayas: “Mis dedos destilan tu sonrisa, / tu imagen dejo fija en el óleo / pones en mi boca sabor de almendras”.

Sólo pretendía una introducción muy breve para advertirles que en la selección que realizo del autor, encontrarán versos libres con más conceptos que lenguaje tropológico, poesóa tan válida como la que se construye con rimas y metros obligatorios.

REENCUENTRO

Existe en tu mirada

un misterio que transforma,

como si guardaras

todos los tesoros del mundo

en un arca que se abrirá

llena de momentos felices.

Apresúrate a mí, te necesito.

Haz precoz el tiempo

en la distancia.

Ven, como esa primavera

tan tuya,

¡no te rindas!

TENTACION

El viento de noviembre flagela mis pulmones

estoy adormecido en la esperanza

mientras la tentación tiembla bajo mis manos,

eres un caracol radiante en los deseos,

tus latidos cortan el fluir de mi inocencia,

como un reloj de usados tiempos marcas mis pasos

por adioses taciturnos,

errantes estrellas van por el cielo

de tus amplios ventanales,

es lento el aletear en el crepúsculo

y tu cuerpo entregado al grito de la noche

y allí marqué mi nombre

sobre la luz de tus mejillas.

AUNQUE TE VAYAS

Mis dedos destilan tu sonrisa,

tu imagen dejo fija en el óleo.

pones en mi boca sabor de almendras.

Hay ángeles que velan nuestra estancia,

cuidemos el mañana.

Fuego de amaneceres y crepúsculos,

nubes grises en tus ojos,

dejas al pasar un carruaje,

huellas del ayer que nos separa. Allá,

en el horizonte todo se va, nada queda;

en un profundo beso también nos vamos;

para repetirnos en los amantes.

¡Qué destello de luz en tu mirada!,

en mis manos acomodas tu fragancia,

canto el triunfo; permaneces

en mí, aunque te vayas.

CERTIDUMBRE DEL SILENCIO

He abrazado el silencio,

son testigos los bancos del parque.

Estoy pensando un cuervo blanco,

con las palabras de Poe,

¿nunca vendrás del nórdico lugar

a traer olas o a traer luz?

Auguro en el viento primaveras,

y harán florecer el árbol, que cortado,

aún tiene esperanzas.

Abrazo los silencios, las horas,

agiganto el tiempo y los caminos,

uno las voces en un concierto.

¿Acaso te esperaré eternamente

en el tiempo, o gastaré mi pluma entre mil versos?

PLEGARIA DEL INICIADO

Simple peregrino

iniciado en el arte del amor

y el delirio.

Mis ojos te descubren

en el balcón donde luces

tus colores.

Transeúnte, no olvido sitios

en mi angustia de pasos lentos.

A tu lado surgen las mariposas,

se agitan sobre tus pezones

preludiando lluvias para la piel.

Balcón, recuerdo de los amantes,

una escala me lleva a tu cuerpo.

Elevo una plegaria

desde este confín, hasta donde

se encuentran los misterios de Dios.

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(*) Andrés Casanova (Las Tunas, Cuba, 1949) es narrador, poeta, autor de guiones radiales dramatizados y ha incursionado en la escritura de guiones cinematográficos; miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). Ha obtenido importantes premios nacionales e internacionales y textos suyos han sido publicados en revistas literarias de varios países. Está antologado en diversas selecciones de narrativa y poesía y ha publicado novelas, libros de cuentos, de poesía y ensayos literarios con editoriales de Cuba, México, España, Portugal y Argentina. Reside en Las Tunas, Cuba.

Pueden leerse sus libros más recientes que está publicando de manera exclusiva con la editorial Libros Café Criollo con sede en Estados Unidos en su página de Autor Central en Amazon: 

https://www.amazon.com/author/andrescasanova

Sus blogs literarios se encuentran en:

https://escritorandrescasanova.blogspot.com/

https://andrescasanova.cubava.cu/

Su canal de Youtube en:

https://www.youtube.com/@Andres_Casanova-Escritor

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