RETRATO EN UN 14 DE FEBRERO

Comprendo haberme convertido en un escritor (no digo poeta) pesimista, resumo para no agregar adjetivos inútiles. Pero resulta doloroso encontrar a alguien que ha sufrido nuestros mismos percances o similares, y adopte con nosotros una actitud de perdonavidas.

Sé que el texto que les comparto hoy nada tiene que ver con el amor y la amistad. Es por ello que se los comparto.

Tampoco está relacionado con la poesía. Al releerlo, casi me parece un relato con alguna que otra frase cargada de simbolismo por las razones que muchos poetas conocen mucho más que yo y quizás por cierto, neologismos que hasta ahora sólo me permitía en la narrativa.

Entonces, denomino “texto” simplemente a este

RETRATO DE PERFIL CON SOMBRAS AJENAS

Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!

Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,

la resaca de todo lo sufrido

se empozara en el alma… ¡Yo no sé!

                 César Vallejo

                      I

Antiguamente por decir una fecha

cincuenta años podría ser

específico ejemplo

andaba yo saltando entre cuerdas

que coloca la vida tramo a trecho

dándonos entre risas y alegres carantoñas

la feliz ilusión de celebrar otro cumpleaños.

                      II

Claro es que tal edad

algunos poetas bordean de alabastros

y luces muy doradas

aunque suelen llegar percances inesperados

e incluso balbuceos fuera del tiempo

cuando ya biberones y estomatitis

dejan de ser marcas cotidianas.

a) La injusticia del maestro que siendo otro el que se burla

de su panoplia aletargada en pergaminos

es a mí a quien propina reglazos en el occipucio

obligándome a aprender que los jueces humanos

pueden equivocarse.

b) La decisión del que desde arriba

en actitud de rey y a la vez de alimaña feroz

me llevó a decisiones que me expulsaron sin retorno

del sitio donde me puso Dios

y en otra ocasión en el lugar asignado

por alguien inferior desde luego al Omnipotente

quien me trataba con cierta indulgencia

aunque sin llegar a Misericordia.

c) La victoria humana que significa un título universitario

hecho trizas por algún que otro perro callejero

incómodo por tener como autoridad

solamente la vara de golpear contra lomos ajenos.

d) En fin

tales minucias y otras soportables

pues siempre nos quedan

como recursos de victorias

pírricas por cierto

el meternos dentro de nosotros mismos.

                      III

Sin embargo llegada la edad

que lugarcistas comunes denominan provecta

en tanto eufemistas carentes de imaginación

suelen llamar tercera e incluso vulnerable

las victorias nos llegan disfrazadas de victorias.

a) Alguien que promete

auxiliarnos durante el cruce de una calle

y a mitad de ella

nos deja estacados.

b) El que dice amarnos como su prójimo

aunque a espaldas

disfruta de nuestros pies

con velocidad inexistente.

c) Uno que empujones

nos expulsa del Paraíso

y ocupa el asiento que tal vez nos corresponda.

d) Otro atrabillado en sus propios dolores

ignora que también existen quienes sufren.

                      IV

Cada derrota enumerada es pasajera

a la que le llegan los minutos del olvido.

Lo doloroso eterno es que ascienda usted a un ómnibus

cargado con sus años

y el que estuvo a su lado

luchando contra las mismas incongruencias de la vida

(ese que estuvo silla a silla

en idéntica aula cuando de biberones andaban

o durante la vida de trancarse en el torno

como si la plusvaleriana fuese imaginación de alguien cuerdo)

propine un empujón contra sus flaquezas

gritándole que estorba el paso de los días

el de bajar la misma cuesta

la de llegar donde todos llegamos.

           12-II-2024

UN PROCEDIMIENTO PARA CREAR TRAMAS VEROSIMILES

El autor no es el narrador, he dicho antes. Porque si el narrador fuese el autor, entonces una hipotética Roselia Estranca, escritora heterosexual, amante de un solo hombre, no podría escribir un cuento donde el narrador se llama Silvaterio, guapo de arrabal que anda siempre con la navaja lista para cualquier lance por un dame-acá-la-tierra-que-te-saco-los-ojos. Creo que no tenga que aducir otros ejemplos.

Ahora bien, Roselia Estranca no puede sacar de la nada a Silvaterio, individuo que tiene un código de vida, una cierta ley de la selva que lo convierte en especie de miura. En cambio, Roselia es una joven delicada, de bondad a prueba de ofensas y si podemos encontrarle algún defecto, es que no puede abandonar su condición de ser humano.

Entonces, ¿de dónde saca Roselia a un Silvaterio creíble? Creíble incluso para el real y existente arrabalero Tomasino Chinchine, guaposo si los hay que un día se enteró de la existencia de un relato sobre arrabaleros y determinó descubrir si quien lo escribió sabía cómo actúan los tales. Indagó y encontró que el procedimiento resultaba muy simple: Roselia no es ninguna tonta y sabe que existe una regla inviolable en la literatura de ficción que se llama de la verosimilitud, la cual establece que lo que se cuenta no tiene que ser verdad, sino simplemente creíble. Entonces, estudió algunos tratados sobre la psicología de los guapetones y los matones, aprovechó que su esposo conoce al Comisario Policial de su demarcación, y se entrevistó con él. Como Roselia conoce sobre teoría de la comunicación, logró que durante la entrevista el Comisario le explicara las leyes que rigen dentro de la prisión para los llamados guapos. Así de simple podría ser el método de Roselia para lograr la verosimilitud, que bien pudo emplear de manera similar cuando quiso que su narrador fuese un aviador, una aeromoza, o un chofer, entrevistando a respectivos conocedores de dichas ocupaciones.

Es decir que Roselia, escritora que no es más que simple escritora, por medio del estudio comparado, la observación y el talento, es capaz de fabricar diversos narradores para que sus tramas no siempre sean contadas desde el punto de vista personal suyo. Porque de lo que se trata en la literatura de hoy día es que exista democratización en el punto de vista, huyendo en la medida de lo posible de los narradores omniscientes, que todo lo saben, que se meten dentro del cerebro de todos los personajes y conocen qué harán dentro de cualquier día futuro. Algo que se aparta por completo del realismo de la realidad real con los que los escritores como Roselia Estranca engañan a sus lectores, pues saben que de lo contrario tales lectores encontrarían inverosímil su narrativa de ficción cuando la trama de la misma transcurre en un nivel de realidad realista.

Imagen de cubierta de mi novel Onán en busca de la mujer perfecta

(*) Andrés Casanova (Las Tunas, Cuba, 1949) es narrador, poeta, autor de guiones radiales dramatizados y ha incursionado en la escritura de guiones cinematográficos; miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). Ha obtenido importantes premios nacionales e internacionales y textos suyos han sido publicados en revistas literarias de varios países. Está antologado en diversas selecciones de narrativa y poesía y ha publicado novelas, libros de cuentos, de poesía y ensayos literarios con editoriales de Cuba, México, España, Portugal y Argentina. Reside en Las Tunas, Cuba.

Pueden leerse sus libros más recientes que está publicando de manera exclusiva con la editorial Libros Café Criollo con sede en Estados Unidos en su página de Autor Central en Amazon: 

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Sus blogs literarios se encuentran en:

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