UN PROCEDIMIENTO PARA CREAR TRAMAS VEROSIMILES

El autor no es el narrador, he dicho antes. Porque si el narrador fuese el autor, entonces una hipotética Roselia Estranca, escritora heterosexual, amante de un solo hombre, no podría escribir un cuento donde el narrador se llama Silvaterio, guapo de arrabal que anda siempre con la navaja lista para cualquier lance por un dame-acá-la-tierra-que-te-saco-los-ojos. Creo que no tenga que aducir otros ejemplos.

Ahora bien, Roselia Estranca no puede sacar de la nada a Silvaterio, individuo que tiene un código de vida, una cierta ley de la selva que lo convierte en especie de miura. En cambio, Roselia es una joven delicada, de bondad a prueba de ofensas y si podemos encontrarle algún defecto, es que no puede abandonar su condición de ser humano.

Entonces, ¿de dónde saca Roselia a un Silvaterio creíble? Creíble incluso para el real y existente arrabalero Tomasino Chinchine, guaposo si los hay que un día se enteró de la existencia de un relato sobre arrabaleros y determinó descubrir si quien lo escribió sabía cómo actúan los tales. Indagó y encontró que el procedimiento resultaba muy simple: Roselia no es ninguna tonta y sabe que existe una regla inviolable en la literatura de ficción que se llama de la verosimilitud, la cual establece que lo que se cuenta no tiene que ser verdad, sino simplemente creíble. Entonces, estudió algunos tratados sobre la psicología de los guapetones y los matones, aprovechó que su esposo conoce al Comisario Policial de su demarcación, y se entrevistó con él. Como Roselia conoce sobre teoría de la comunicación, logró que durante la entrevista el Comisario le explicara las leyes que rigen dentro de la prisión para los llamados guapos. Así de simple podría ser el método de Roselia para lograr la verosimilitud, que bien pudo emplear de manera similar cuando quiso que su narrador fuese un aviador, una aeromoza, o un chofer, entrevistando a respectivos conocedores de dichas ocupaciones.

Es decir que Roselia, escritora que no es más que simple escritora, por medio del estudio comparado, la observación y el talento, es capaz de fabricar diversos narradores para que sus tramas no siempre sean contadas desde el punto de vista personal suyo. Porque de lo que se trata en la literatura de hoy día es que exista democratización en el punto de vista, huyendo en la medida de lo posible de los narradores omniscientes, que todo lo saben, que se meten dentro del cerebro de todos los personajes y conocen qué harán dentro de cualquier día futuro. Algo que se aparta por completo del realismo de la realidad real con los que los escritores como Roselia Estranca engañan a sus lectores, pues saben que de lo contrario tales lectores encontrarían inverosímil su narrativa de ficción cuando la trama de la misma transcurre en un nivel de realidad realista.

Imagen de cubierta de mi novel Onán en busca de la mujer perfecta

(*) Andrés Casanova (Las Tunas, Cuba, 1949) es narrador, poeta, autor de guiones radiales dramatizados y ha incursionado en la escritura de guiones cinematográficos; miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). Ha obtenido importantes premios nacionales e internacionales y textos suyos han sido publicados en revistas literarias de varios países. Está antologado en diversas selecciones de narrativa y poesía y ha publicado novelas, libros de cuentos, de poesía y ensayos literarios con editoriales de Cuba, México, España, Portugal y Argentina. Reside en Las Tunas, Cuba.

Pueden leerse sus libros más recientes que está publicando de manera exclusiva con la editorial Libros Café Criollo con sede en Estados Unidos en su página de Autor Central en Amazon: 

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Sus blogs literarios se encuentran en:

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