Carlos Esquivel escuchó al pájaro mosca

Es mi propósito:

Describir de manera específica el libro de relatos Escucha al pájaro mosca de Carlos Esquivel ofreciendo además una sinopsis de la Webgrafía del autor

Una introducción quizás innecesaria

Confieso ser un crítico literario a ratos, por pura afición, diría más bien que me considero un impresionista en cuanto lector (o me avergüenza decirlo) y sólo comento algunos libros que me impactan, no todos desde luego, pues la crítica literaria no es mi oficio. Dicho más directamente: que en la mencionada especialidad no soy más que un diletante.

Ahora bien, puesto a criticar sin criticonerías, alerto que además de homenajes, un verdadero escritor necesita estudio serio de su obra. Y todos los comentarios que voy a realizar en este artículo acerca de Carlos Esquivel van dirigidos en tal sentido, aunque me centraré en su libro de cuentos y relatos Escucha al pájaro mosca (1), que resultara Premio Guillermo Vidal en el año 2016, convocado por la Unión de Escritores y Artistas (Uneac) de Las Tunas.

Sin embargo, antes de pasar al comentario de mis impresiones sobre el libro, deseo especificar dos aspectos que me parecen de interés para quienes, preparados metodológicamente, decidan emprender un estudio más amplio sobre el impacto de la obra literaria de Carlos Esquivel en la literatura cubana.

Lo primero a tener en cuenta es que existe un estudio preliminar que puede servir como guía inicial, pues se trata de un libro muy bien estructurado y correctamente fundamentado literariamente: me refiero al libro de Antonio Gutiérrez (2)  que por vez primera compone un diccionario de la literatura realizada desde Las Tunas, partiendo como  primer referente del escritor Juan Cristóbal Nápoles Fajardo (Las Tunas, 1829-Santiago de Cuba, 1861) hasta un representante de las más jóvenes generaciones en el momento de la preparación del análisis crítico y una muestra de la obra literaria de cada autor: Lester Daniel Fernández Ballester (Las Tunas, 1998).

El otro aspecto a considerar es que, merecidamente, la Feria del Libro del año 2023 en Las Tunas se le dedicó como homenaje precisamente al escritor Carlos Esquivel además de a los 30 años de la publicación de la novela Matarile de Guillermo Vidal y a los 115 años del natalicio de Gilberto E. Rodríguez. Y que para dicha ocasión, fue publicado el opúsculo de la autoría de Antonio Gutiérrez Rodríguez Viaje en <<LA GUAGUA DE BABEL>> a lo profundo de la vida (3), que constituye un estudio del libro de Esquivel que mereció el Premio en el Concurso Nacional de Poesía Nicolás Guillén 2022. Es este uno de los concursos más importantes del país.

En cuanto a mi lectura de Escucha al pájaro mosca, una lectura muy personal, tamizada por mis propias percepciones como escritor y mis gustos como lector, la fui realizando con toda calma: estuve presente en una de las primeras presentaciones en las que participó el autor, adquirí el libro y no me acerqué a Esquivel para la consabida firma en las primeras páginas del ejemplar porque adopté la siguiente decisión: hasta que no leyese todo el texto, no me presentaría ante el autor con el objetivo de que rubricase el libro.

Así las cosas, mi propia obra, la escritura con fines de la supervivencia, la llegada de la pandemia, mi edad que a veces me traba más en la lucha contra los achaques propios del tiempo humano y la búsqueda cada vez más atosigante del plato diario, me llevaron a ir postergando a una lectura que le debía más que al escritor, al amigo, con quien converso sin ambages aunque no con mucha frecuencia sobre cualquier tema terreno, divino o herético.

Hasta que un día determiné agregar a los otros dos libros de lectura casi diaria (uno en formato electrónico y otro en papel) el tercero, este pájaro mosca que cual incómodo insecto me miraba desde el librero donde tengo mis libros como diciéndome: “¿Hasta cuándo habré de esperar por ti?”.

Empecé con calma como hago con mis tres libros diario, desde las primeras páginas considerando el sabor de las palabras y su tono, con todo cuidado, hasta determinar si realmente llegaría hasta las últimas páginas. Es una prueba a la que someto a cuanto libro comienzo, pues si alrededor de la cuarta o quinta parte de su extensión me aburre o no me convencen sus planteos literarios, lo dejo arrumbado en cualquier lugar, con la intención de que lo encuentre otro lector interesado. Pues debe saberse que no todos los libros son para todos los lectores.

En el caso de Escucha al pájaro mosca, no lo dejé abandonado frente a una ventanilla de la oficina del correo, en un banco del parque Maceo o el Vicente García ni en una mesa de la Biblioteca Provincial. Lo fui saboreando como un buen café, desde las citas iniciales hasta el cierre con el cuento que da título al libro.

Porque para mí las citas iniciales de un libro me ofrecen el leitmotiv y el superobjetivo del autor, quien como si fuese un mago delegada en su narrador o narradores las intenciones que se propone con cada texto.

Son cuatro las citas de este libro:

La primera viene sin firma y por tanto asumo que es de la autoría de Carlos Esquivel, pues él no aclara nada en contrario en el texto. Por medio de su criterio, determiné que Carlos pretende hacerme creer que debo asumir sus cuentos y relatos en un sentido eminentemente lúdico, nada en serio, aunque sin admitir tampoco que no se basa en, al menos, alguna zona de la realidad real que le rodea para entregarnos sus argumentos en forma de realidad fabular.

La segunda cita Carlos la atribuye a Robert Musil (4), quien desde sus silogismos pretende hacernos dudas de la existencia de un concepto preciso acerca del arte y por tanto (digo yo) el arte lo mismo puede ser la representación de la vida real, como la fabulación de una mentira que nada, absolutamente nada: un texto no es más que un pretexto. Y si adopto tal decisión, entonces los cuentos y relatos de Esquivel no son más que un pretexto para atacar a personas malignas y a personas que parecen benignas (lo que Esquivel llama, emparejándolos en un juego imaginario, víctimas y victimarios respectivamente).

Las tercera y cuarta citas resultan muy breves, por lo que pueden ser interpretadas con facilidad y determinar si realmente los textos del libro de Esquivel se someten a lo que expresan dichas citas.

La tercera la atribuye a John Cheever (5): “El contar mentiras es una suerte de prestidigitación que deja expuestos nuestros sentimientos más profundos”. Yo lo expreso tal como dice Biblia: “De la abundancia del corazón habla la boca”. (6)

La cuarta, Esquivel asegura que es de Olga Broumas (7): “en una celda en llama debemos / encontrar palabras / o arder”. ¿Admite Carlos Esquivel que la lectura de Escucha al pájaro mosca en realidad son infinitas lecturas, dependiendo del lector que asuma los textos como una realidad otra?

Dejando la interrogante cerrada gramaticalmente y la respuesta abierta a otros (posibles) lectores, reseñaré entonces brevemente mis impresiones acerca de cada texto independiente del libro.

Mis impresiones de cada texto que aparece en Escucha al pájaro mosca

Cómo matar de una vez y para siempre la literatura cubana: El narrador llega a La Habana interesado en conocer la literatura cubana y toma como su representante de mayor importancia, o le hacen creer que es el escritor cubano más importante, un tal Manuel Romero. Lo conoce por medio de Sakia, quien le asegura que lo peor de la literatura cubana es que se trata de in somnífero. Sakia, vendedora de libros, mala vendedora de libros según el narrador, lo lleva donde Manuel Romero, quien es descrito como hombre vivo aunque escritor muerto, sugiriéndonos así que si se trata del mejor escritor cubano, es que la literatura cubana ya no existe: Manuel Romero se gana la vida trabajando de lavaplatos, ayudante de cocina y almacenero  de un restaurante chino.

Cuento entre la ironía y el sarcasmo, el descreimiento acerca de los grandes de la literatura cubana, quienes se ganan la vida como pueden. Para disfrutar un texto que constituye la burla al infinito, el narrador incluye el cuento atribuido a Manuel Romero titulado El pan y los cuervos, según Sakia “…demencial, bravucón, una historia jamás publicada y que habla de comedores de cebolla, un país de comedores de cebollas”.

Casandra no sabe volar: Lo que pudiéramos llamar el vórtice o centro del relato lo constituye la existencia de una Asociación de Poetas Suicidas, cuyo objetivo es brindar la posibilidad de una muerte segura a quienes no desean continuar viviendo pero o tienen valor para suicidarse. Son cinco los personajes principales: la muchacha del pendiente azul, el muchacho parecido a Jim Morrison, el presidente de la Asociación y la SS que es una gruesa mujer que come mucho, esta última algo así como la auxiliar de confianza del presidente, obsesionado desde su organización con descubrir a los falsos suicidas.

Tiene este relato una característica constructiva interesante, puesto que el narrador les cede la palabra a cada personaje, quienes en algunas zonas entablan así sus diálogos de manera indirecta como en el ejemplo siguiente: “La muchacha del pendiente azul está a centímetros del balcón en el piso dieciocho de un majestuoso hotel capitalino y me habla: Construí una horrible versión de mí misma…”. El narrador emplea otros procedimientos más tradicionales también, aunque el más llamativo es el descrito, como si dijéramos un narrador entregándole sucesivamente a otro narrador la responsabilidad y la perspectiva desde donde se narra.

Se trata de un relato con un final más que sorpresivo, sorprendente.

El nido de la arana: Un pequeño pueblo de provincias queda dividido en dos como consecuencia de un tren de pasajeros que sufre una rotura obstruyendo el paso a nivel. El narrador-personaje y protagonista a la vez se encuentra en un automóvil alquilado, acompañado de otros familiares y el chofer, que toma parte de las acciones dramáticas. Llevan con destino al hospital a la madre del protagonista y el tren los detiene en la zona contraria donde se encuentra el centro asistencial de la salud. Es la lucha contra los imponderables, las burocracias y los absurdos de alguna gente que no comprende la importancia de salvar la vida de un desconocido, lo que mantiene unidos y a la vez separados a los familiares de la mujer que aunque está viva y queda viva en el relato, según el personaje llamado Mariela: “…mamá se está muriendo y ustedes no regresan…”

El final de este opresivo relato queda abierto a la imaginación del lector de turno. “Ya el tren comenzaba a ganar velocidad”,  nos informa el narrador al final como para sugerirnos que no era el tren el obstáculo real para que la madre no pudiese ser asistida en el hospital.

Un cíclope sobre el tejado: Cuento cuya introducción es la siguiente: “Era el cubano más feo que ojos humanos habían visto, pero ostentaba la más completa colección de objetos usados por Severo Sarduy durante su estancia en La Habana”.

A partir de esta introducción, se teje todo el nudo narrativo de la trama, contada en primera persona por alguien que a ratos se comporta como un negociante que toma lo que quizás fue o no propiedad de alguien famoso (si es que eso llamado fama sirve de algo) como simples mercancías, y a ratos pretende hacerle creer al cubano más feo que ojos humanos habían visto, que en realidad tales objetos tenían un inmenso valor histórico-artístico; aunque en un momento determinado el narrador-comerciante llega a utilizar a un viejo amante francés de su hermana y éste logra decepcionar al cubano más feo con argumentos tales como: “Severo jamás tuvo un traje así, odiaba ese color, era muy impávido para los colores…” y obtiene un resultado por completo diferente al que esperaba, que era en realidad hacerse de los objetos atesorados por dicho cubano.

Si bien todo el cuento extrema el juego con la ironía, es en las ofertas del narrador-comerciante a cambio de los objetos pertenecientes a Severo, donde la burla resulta más patente. Como una especie de venganza tanto contra esa encarnación de la fealdad del otro personaje, como de la falsedad del arte, de la historia, de la moral y del dinero llega a ofrecerle no sólo a su hermana, sino por ejemplo: “Los esbozos hacia una nueva pintura, las que seguro deslumbraría las Artes Plásticas en América”; “Unos cuantos maravedíes”; “Un libro que escribí como homenaje a Borges…”; “Un sable regalado por mi abuelo […] que, por confidencias lejanas, perteneció al ayudante del general Martínez Campos”.

Los agujeros negros: Una mujer no tan joven pero tampoco de una edad que suele llamarse madura, es invitada a una escuela que lleva por nombre el de su padre, muerto durante una campaña de guerra en otro país. La mujer llega agotada procedente de La Habana a un pequeño pueblo, invitada al homenaje que le harían al padre. Desde que llega, encuentra en el director de la escuela un antagonista, no sólo desde el punto de vista de la moral, sino sobre todo de la verdad: el director tiene su propia verdad, no desea conocer quién fue ni cómo murió el padre de la mujer, sino atenerse a lo que no era más que una burda historia teñida con colores heroicos donde no había habido más que una muerte injusta del padre.

La trama aquí es contada en tercera persona, de manera objetiva respecto a los restantes personajes, de manera subjetiva respecto a la mujer. Con dicho recurso, el narrador se centra en la crítica interna que ella realiza contra lo que en el fondo son una mentira y una doble moral de quienes le rodean en aquella escuela (el director, los profesores y los alumnos), quedando así en una soledad aterradora, cuya retirada del pequeño pueblo es descrita de la siguiente manera: “La muchacha no preguntó por boletos, no quiso voltear la cabeza a una escuela y a unos cuadros. El camino de regreso era difícil, pero la vida no iba a ser menos que tales contingencias. Tanteó un bolsillo de su pantalón y supo que en el reloj de su padre estaba anocheciendo”. La nostalgia, el desengaño y el asco por las mentiras, considero yo, conducen al personaje al pesimismo, a considerar que ha desaparecido la luz aun cuando pueda incluso ser de día.

Adiós a las almas: Si bien ya antes se ha tratado el tema de la literatura en otros cuentos de este libro y concretamente la existencia de algún escritor como personaje (en Cómo matar de una vez y para siempre la literatura cubana se trata de Manuel Romero, quien en realidad sobrevive como simple asalariado de un restaurante chino; la muchacha del pendiente azul y los demás personajes pues todos pertenecen a la Asociación de Poetas Suicidas en Casandra no sabe volar; y Severo Sarduy en Un cíclope sobre el tejado), es en el cuento que ahora comento en el cual verdaderamente aparece un escritor como protagonista de la trama, en este caso, antagonista del narrador-personaje quien se trata de un escritor cubano. Ahora bien, si bien la trama rondará la literatura, la acción principal es una borrachera: Ernest Hemingway y el narrador impactan sus autos uno contra el otro en una callejuela de la Habana Vieja, el escritor norteamericano cayéndose casi de la borrachera pretendía quizás liarse a trompadas con el escritor cubano, cuando el acompañante del cubano descrito de manera imprecisa como un joven empleado de Instituto de Lingüística o bien un estudiante de periodismo se convierte en un tercero en discordia al exigir que los dos escritores “…en una ciudad como esta lo que tienen que hacer es beberse una copa juntos, no pleitearse por asunto tan minúsculo como un rasguño a ese auto…”. Hemingway acepta la propuesta, aunque convirtiéndola en una apuesta: “La pelea era a whisky limpio, y el sitio de combate uno de esos bares impasibles en La Habana Vieja”. Si el escritor cubano le sobrevivía a la borrachera, a Hemingway precisamente un bebedor empedernido, éste le regalaría un cuento escrito días antes.

Como resulta frecuente en la narrativa actual, la literatura dentro de la literatura se encuentra presente en Adiós a las almas y sobre todo un ambivalente homenaje al escritor norteamericano, puesto que el relato se encuentra estructura en dos zonas narrativas: en la primera, el narrador le cuenta la trama a un lector implícito, que no aparece en la trama aunque se encuentra sobreentendido; en la segunda valora una parte colateral de la trama ante un lector explícito, alguien con quien de manera evidente conversa el narrador, conversación marcada por el autor con las tradicionales plecas de diálogo.

Lo que llamo primera parte del relato transcurre en un presente fabular, desde el instante del impacto entre los dos autos hasta el momento que Ernest Hemingway “…premió al policía con unos cuantos pesos para que cerrara sin papeleos […] y bebe por Formental…”, cerrando esta parte el narrador explicando someramente quién fue Roberto Formental.

Y es precisamente con la reiteración del nombre de Roberto Formental que comienza la segunda parte, en la cual además de referirle el narrador al lector explícito (que en este caso se comporta como interlocutor) el resultado de la apuesta para determinar cual de los dos escritores resistió la borrachera sin perder el conocimiento, entre ambos se entabla un diálogo acerca de la condición humana, una zona biográfica y la calidad como escritor de Ernest Hemingway. No será hasta una de las últimas líneas del relato a quien le refiere el narrador esta trama. Interlocutor que es también un escritor.

Escucha al pájaro mosca: Para mí, el relato que cierra este libro resulta el más impactante de todos por varias razones. Retoma en la trama aunque de manera tangencial dos temas muy tratados en la literatura cubana desde diferentes puntos de vista: la participación de cubanos en alguna guerra en el extranjero y el éxodo de cubanos por El Mariel, como si dijéramos dos acciones antagonistas política en ideológicamente, la exportación de las ideas y la exportación del ser humano que las defiende o profesa. A partir del momento en el cual el narrador introduce la trama de la siguiente manera escatológica: “El primer día el mundo se iba a terminar. El primer día del mundo es hoy. Ese primer día tiene tres fechas, tres años: mil novecientos ochenta, mil novecientos ochenta y ocho, dos mil tres. En mil novecientos ochenta yo tenía doce años y mi padre se iba del país por El Mariel; en mil novecientos ochenta y ocho yo derribaba un avión enemigo en una selva africana. En el dos mil tres mi padre me había invitado a que nos reencontráramos en los Estados Unidos”.

Con tal introducción, el cuento corría dos riesgos evidentes: que el narrador se dedicara a exaltar o denigrar la participación de cubanos en guerras de países africanos, lo cual ya se ha hecho más de una vez; o bien que el hijo siguiera los pasos del padre pero en un bote improvisado, también algo manido. Por suerte, el narrador se aleja de ambos derroteros para, a la vez que le pasa factura al padre no por haber emigrado sino por haberlo abandonado a tan pequeña edad (algo que muchos padres cubanos continúan haciendo), traer de vuelta a Cuba aunque sea de manera simbólica a alguien que sin decirlo, el narrador admira pero no desde el punto de vista comercial como lo hace el padre quien la pretende convertir en la Poeta Nacional, sino como ser humano incluso más que como cantante. Me refiero a Celia Cruz, que se convierte en personaje protagónico de la trama durante lo que algunos seguimos llamando nudo y desenlace mientras otros insisten en cambiarlo todo y expresar tales partes del relato como medio y final.

De nuevo en este relato, el narrador confiesa ser un escritor: “Durante el vuelo intenté revisar los apuntes para un libro que escribía con desmejorada calma”, pero su intención no es convertirse en el centro de la trama, incluso tampoco se desgasta contendiendo con el padre por haberlo abandonado a la edad de doce años. Refiriéndose al padre, dice una vez que se encuentran en Miami: “…luego quise saber sobre un bolso de tierra que me hizo traer de La Habana, y si era parte de esos canjes que procuraba. Mi pregunta sonaba sórdida, la cínica marea de tribulaciones tendiendo un manto invisible sobre nosotros” y el padre sólo le responde de manera ambigua: “Es para una amiga, una necesidad trágicamente simbólica. La conocerás”.

Es a partir de este punto fabular cuando la trama comienza a engrosarse, a adquirir magnitud de tragedia y de suspense, como si se tratara de un policiaco sin policías. Aunque sólo dura pocos segundos de lectura pues luego de aclararle al hijo que “Todos los poetas de tu país no valen, juntos, lo que vale ella” (ya el padre y el hijo son de países diferentes) y antes que el narrador ponga a decir al padre: “Celia” (es decir, Celia Cruz), aclara que éste se encontraba “…borracho y pronunció el nombre, un eco de nombre envuelto en la contorsión tibia del alcohol”.

Es aquí donde para mí se llega a ese punto de inflexión o de giro donde el relato toma su cauce definitivo, que aquí resulta ser precisamente un personaje dentro de la trama, una persona en la vida real, una mujer mítica que para muchos era enemiga irreconciliable aunque para otros cantante representativa de la música popular cubana”. El padre del narrador describe a Celia en determinado momento de la siguiente manera: “No es lo mismo tenerla frente a ti. Además, tiene cáncer, lo que supone una situación más imprevisible, de las dos partes. Celia es muy sentimental y muy religiosa. Todo te puede parecer ilógico o fuera de una lógica razonable. Lo que hace más increíble y admirable su personalidad son esas contradicciones, ese pleito entre lógicas. Ella es hogareña y patriota hasta extremos irracionales. Bueno, de la manera en que entiende lo patriótico, lo que encarna Cuba en su vida. Tiene discos de Lecuona y de Cervantes y muchos que te ruborizarán al descubrirlos. Y libros, Martí, Heredia (tenemos una foto en las mismísimas cataratas del poema)”.

A partir de aquí, es como si el narrador comenzara a conocer a la verdadera Celia Cruz, no la fabricada por ninguna de las múltiples propagandas que la convirtieron en un mito. Al ser humano, no las fotos del ser humano. La porción de tierra cubana que le lleva el narrador a Celia los convierte en dos cercanos, mientras por el contrario se aleja cada vez más del padre por cuestiones sentimentales.

El clímax del relato es toda una tragedia, otro punto de inflexión esta vez conclusivo donde se unen Celia y el padre del narrador, sus renuncias, sus desengaños: “En mil novecientos ochenta yo tenía un padre y a las pocas horas ya no lo tenía. En mil novecientos ochenta y ocho yo tenía un lanzacohetes encima y más tarde una medalla. En dos mil tres yo tenía un boleto de avión hacia Miami. Meses después las cuentas eran diferentes: ya no era un héroe, había recuperado a mi padre, o a uno de sus fragmentos. No tenía la tierra que Celia me entregó como albacea divina. Quise tenerla. La tomé en mis manos, o eso creí. Uno de los oficiales me empujó contra la pared y el de más rango se llevó el bolso con la tierra”.

Resulta irrelevante que lo liberaran un después fabular tan ambiguo en el sentido temporal como la propia palabra; o que no le devolvieran la tierra a pesar de haberla reclamado en múltiples ocasiones. Para mí. Lo importante es que el tiempo humano resulta ser el mejor de los jueces por la simple razón de que Dios jamás duerme, a pesar de que el narrador afirme al final del relato empleando la misma palabra ambigua: “Después Dios se quedó dormido”.

Si desea leer el relato completo Escucha al pájaro mosca

haga clic en la siguiente imagen

Una sinopsis de la webgrafía del autor

Se entiende por webgrafía “un listado conformado, a modo de bibliografía, por recursos electrónicos tales como páginas web, blogs, foros y demás sitios web de internet” (8), El concepto se formó como una traducción casi literal de la palabra en inglés webography la cual es a su vez un neologismo formado con la palabra web y la contracción de la palabra bibliography.

No existe un sistema de presentación o construcción totalmente normalizado sobre cómo hacer una webgrafía (9), por lo que si bien suele colocarse luego de la bibliografía de manera numerada, tampoco resulta impedimento colocarla como parte del cuerpo del trabajo de que se trate.

En la práctica, se puede tratar simplemente de las URL o enlaces electrónico donde puede encontrarse información adicional sobre el tema o el autor de que se trate, aunque yo prefiero adoptar el criterio de que una webgrafía debe informar otros datos de referencia al lector de manera directa, sin necesidad de navegar por Internet, de manera que determine si en realidad le interesa ir a la búsqueda de toda la información específica.

Los datos de la webgrafía suelen obtenerse colocando ciertas palabras clave en alguno de los buscadores de la red de redes, aunque el más recomendable es el buscador de Google.

Para confeccionar la presente webgrafía del escritor Carlos Esquivel Guerra, utilicé como palabras clave su nombre y primer apellido, obteniendo como resultados más destacados los  que relaciono a continuación, luego de haber eliminado el segundo de ellos  por referirse a un deportista llamado igual que el escritor. Activando cada enlace principal en Internet, se obtiene la información completa de cada artículo.

 

ecured.cu

https://www.ecured.cu › Carlos_Alberto_Esquivel_Gu…

Carlos Alberto Esquivel Guerra – EcuRed

Carlos Alberto Esquivel Guerra. Poeta, narrador y promotor cultural. Es miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y la …

‎Biografía · ‎Obra · ‎Publicaciones periódicas… · ‎Premios y reconocimientos…

Enlace principal: https://www.ecured.cu/Carlos_Alberto_Esquivel_Guerra

lajiribilla.cu

http://www.lajiribilla.cu › colaborador › carlos-esquiv…

Carlos Esquivel Guerra – La Jiribilla

Poeta, escritor y ensayista cubano. Nació en Elia (actualmente Colombia), Las Tunas, en 1968. Posee una amplia obra en poesía y narrativa.

Enlace principal: http://www.lajiribilla.cu/colaborador/carlos-esquivel-guerra/

 arbolinvertido.com

https://arbolinvertido.com › autores › carlos-esquivel

Carlos Esquivel – Árbol Invertido

(Colombia, Las Tunas, Cuba, 1968). Poeta y narrador. Ha ganado varios premios nacionales e internacionales. Textos suyos aparecen en revistas y antologías …

Enlace principal: https://arbolinvertido.com/autores/carlos-esquivel

acn.cu

http://www.acn.cu › especiales-acn › 194-rostros › 10…

Carlos Esquivel, protagonista de un viaje en «La guagua de …

18 mar 2023 — Carlos, natural de Elia, hoy municipio de Colombia, Las Tunas, tiene en sus palabras la calidez propia del agosto de 1968 en que nació, pero su …

Enlace principal: http://www.acn.cu/especiales-acn/194-rostros/106092-carlos-esquivel-protagonista-de-un-viaje-en-la-guagua-de-babel

claustrofobias.com

https://www.claustrofobias.com › catalogo › carlos-esq…

Carlos Esquivel Guerra – Claustrofobias Promociones Literarias

Carlos Esquivel Guerra · Perros ladrándole a Dios ( …

Enlace principal: https://www.claustrofobias.com/catalogo/carlos-esquivel-guerra/

https://www.claustrofobias.com › toque-de-queda-carl…

Toque de queda – Carlos Esquivel

Toque de queda – Carlos Esquivel. Escritor(a):  …

Enlace principal: https://www.claustrofobias.com/toque-de-queda-carlos-esquivel/

endac.org

https://endac.org › encyclopedia › carlos-esquivel

Carlos Esquivel – Portal ENDAC

Carlos Esquivel. (Elia, 1968). Poeta, narrador y ensayista. Miembro de la UNEAC. Ha obtenido varios premios literarios nacionales e internacionales.

Enlace principal: https://endac.org/encyclopedia/carlos-esquivel/

periodico26.cu

http://www.periodico26.cu › Inicio › Principal › Cultura

Gana escritor tunero Carlos Esquivel Premio de Poesía …

20 dic 2022 — Las Tunas.- El destacado escritor tunero Carlos Esquivel obtuvo el Premio de Poesía Nicolás Guillén 2022 con su texto La guagua de Babel, …

Enlace principal: http://www.periodico26.cu/index.php/es/principal/11273-gana-escritor-tunero-carlos-esquivel-premio-de-poesia-nicolas-guillen

Breve nota bio-bibliográfica de Carlos Esquivel Guerra

Carlos Alberto Esquivel Guerra. Poeta, narrador y promotor cultural. Nació en Elia (actualmente Colombia), Las Tunas, en 1968. Posee una amplia obra en poesía y narrativa. Está considerado uno de los escritores más significativos de su generación en todo el país. Es miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), miembro honorífico de la Asociación Hermanos Sainz, cónsul en Las Tunas del Movimiento de Poetas del Mundo y miembro honorífico de la Biblioteca Nacional José Martí. Ha obtenido importante premios nacionales e internacionales, entre otros Premio Oriente de cuento (2000), Premio Beca de Creación del Concurso de Cuentos de La Gaceta de Cuba (2001 y 2003) Premio de Poesía Hermanos Loynaz (2003), Premio de Poesía José María Heredia (2004), Premio Iberoamericano de la Décima (2005 y 2009), Premio Jara Carrillo de poesía (2006), finalista del Premio La Felguera (2008) y finalista del Premio Herralde de novela (2014). Tiene publicados, entre otros, los libros Perros Ladrándole a Dios (poesía, 1999), Balada de los perros oscuros (poesía, 2001), Tren de Oriente (México, poesía, 2001), Los epigramas malditos (poesía, 2001), Los animales del cuerpo (cuento, 2001), Fuera del círculo (poesía, 2002), Una ventana al cielo (cuento, 2002), La isla imposible y otras mujeres (cuento, 2002), El boulevard de los capuchinos (poesía, 2003), La segunda isla (poesía, 2004), Zona negra (poesía, 2005), Bala de cañón (poesía, 2006), Toque de queda (poesía, 2006), Matando a los pieles rojas (poesía, 2008), Los hijos del kamikaze (poesía, 2008), Un lobo en la colina (novela, 2010 y 2018), El libro de los desterrados (poesía, 2011), Los ciclos de nadie (poesía, 2013), Cuarteaduras (poesía, 2013), Once (poesía, 2014), Hablando mal de los otros (cuento, 2014), Diario de Caín (novela, 2016), 69. La sexualidad vigilada (ensayos, 2018), La historia del lobo contada otra vez (cuento, 2018), Escucha al pájaro mosca (cuentos y relatos, 2018) .Los elefantes las prefieren rubias (novela, 2019), Diez cuentos que estremecieron a Cuba (cuento, 2019) y H (novela, 2020).

(*) Andrés Casanova (Las Tunas, Cuba, 1949) es narrador, poeta, autor de guiones radiales dramatizados y ha incursionado en la escritura de guiones cinematográficos; miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). Ha obtenido importantes premios nacionales e internacionales y textos suyos han sido publicados en revistas literarias de varios países. Está antologado en diversas selecciones de narrativa y poesía y ha publicado novelas, libros de cuentos, de poesía y ensayos literarios con editoriales de Cuba, México, España, Portugal y Argentina. Reside en Las Tunas, Cuba.

Pueden leerse sus libros más recientes que está publicando de manera exclusiva con la editorial Libros Café Criollo con sede en Estados Unidos en su página de Autor Central en Amazon: 

Sus blogs literarios se encuentran en:

https://escritorandrescasanova.wordpress.com/

https://escritorandrescasanova.blogspot.com/

Su canal de Youtube en:

https://www.youtube.com/@Andres_Casanova-Escritor

Citas y notas:

(1) Esquivel, Carlos; Escucha al pájaro mosca, Ediciones Unión, 2018.

(2) Gutiérrez Rodríguez, Antonio; Letras y memoria, Las Tunas 1857-2017, Editorial Sanlope, Las Tunas, 2018.

(3) Gutiérrez Rodríguez, Antonio; Viaje en <<LA GUAGUA DE BABEL>> a lo profundo de la vida, Editorial Sanlope, Las Tunas, 2023.

(4) Robert Musil: Klagenfurt, 6 de noviembre de 1880 – Ginebra, 15 de abril de 1942. Fue un escritor austríaco, autor entre otros libros de El hombre sin atributos, novela inacabada en dos volúmenes.

(5) John William Cheever: Quincy, Massachusettes; 27 de mayo de 1912-Ossining, Nueva York; 18 de junio de 1982. Fue un escritor estadounidense. Frecuentemente es llamado el Chéjov de los suburbios.

(6) Biblia Reina Valera 1960, Mateo 12:34.

(7) Olga Broumas: Ermoupoli, 6 de mayo de 1949. Es una poetisa griega residente en los Estados Unidos.

(8)  https://es.wikipedia.org/wiki/Webgraf%C3%ADa

(9)  https://www.elisava.net/como-hacer-una-webgrafia/

Deja un comentario