¿Vale la pena sujetarse a moldes poéticos al escribir poesía? LO ABSURDO DE UN CANON LITERARIO GENERAL

INTRODUCCIÓN CASI DECANTADA Y MUY DESENCANTADA

Al atreverme a disentir en sentido literario de lo que opinan muchos críticos sobre el asunto del canon literario, no es que yo sea un teórico de la literatura, sino que estudio las teorías expuestas por estudiosos de la misma con exclusivo afán pragmático, para aprovechar las experiencias ajenas y no desgastarme en búsquedas estériles que le restan tiempo de trabajo a mi creación de ficciones.

Ahora bien: me he convertido en un pesimista de la escritura. A veces pienso que nadie lee lo que escribo. En ocasiones me convenzo de ello.

Aun así, me arriesgo a exponer algunas cuestiones que pudiesen resultar polémicas.

LOS ESTUDIOS LITERARIOS

Concedo gran importancia a los estudios literarios teóricos y me impactan por ejemplo los de Kundera, Humberto Ecco, Roland Barthes, Batjín, Greimas y un etcétera tan largo que podrían llenar varias cuartillas.

Por sólo citar algunas cuestiones en las que me he detenido en diversas ocasiones, profundizando con otros autores tanto en libros en formato físico como en Internet, referiría el método de análisis textual por medio de las lexías propuesto por Barthes; los presupuestos para la interpretación de la obra literaria según Kaiser; las consideraciones en cuanto a la intertextualidad de Desiderio Navarro; o el estatuto del texto narrativo muy claramente expuesto por Renato Prada Oropesa.

Estructuralismo, semiótica, ideología, texto y contexto, función actancial, expresión poética, ética, estética… y muchos conceptos más son manejados por miles de autores (esquematizo una cifra cualquiera) en miles de libros.

Ahora bien, ¿alguno de estos autores saca sus hipótesis, teorías, conceptos y hasta verdades irrefutables de su cerebro en estado de pureza, cual mago que extrae conejos de la chistera? Jamás: todas sus consideraciones están basadas en obras artísticas de autores concretos, realizadas por escritores que son quienes crean, inventan o descubren los procedimientos literarios por pura necesidad expresiva, no como una cuestión banal ni gratuita.

Entonces:

AFIRMACIÓN MÍA Nº 1: Los estudiosos de la teoría literaria se nutren de lo ya hecho por verdaderos creadores de lo nuevo y no a la inversa. Se ven obligados a fundamentar sus opiniones con fragmentos de textos creados por el artista (el escritor es un artista). Por lo tanto, lo primario es el escritor; lo secundario es el teórico literario.

EL CONOCIMIENTO DE LA PRECEPTIVA

No voy a negar que todo escritor se encuentra en la necesidad y la obligación de superarse por su cuenta, estudiar a fondo la Lingüística, los métodos de redacción, la Ortografía que algunos menosprecian y todas las restantes disciplinas que ayudan al buen escribir.

Ahora bien, ¿qué importancia podría tener el concepto de hipérbole (por ejemplificar con uno muy sencillo) definido como “sobredimensionamiento externo de las cualidades del referente, ya sea persona, objeto, proceso, acción exterior o fenómeno…” cuando Pablo Neruda escribió en su Poema 15?:

En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo”.

Se trata de una hipérbole según la definición del concepto. Sin embargo, estoy convencido que Neruda como cualquier otro artista haría con sus obras literarias, escribió ese verso impactado en su inconsciente, surgido de su más profunda intimidad, sin andar pensando que iba a crear una hipérbole.

De aquí que:

AFIRMACIÓN MÍA Nº 2: La preceptiva no vale nada durante el momento de la verdadera creación. Si acaso de algo llegara a servir, que también lo dudo, es durante el obligado proceso de revisión al que debe someter un escritor responsable sus textos antes de mostrarlos a cualquier lector.

DEL CANON GENERAL AL ESQUEMATISMO

Resulta obvio que si alguien pretende participar en un concurso de sonetos presentando un libro de décimas, quizás el jurado lo menos que llegue a pensar es que dicho concursante sea un ignorante.

No obstante, el hecho de que puedan existir o existan concursos de sonetos, o que famosos autores hayan escrito sonetos, cuya fama por cierto siempre la crean la mass media y los grandes circuitos promocionales, no significa que toda la buena poesía tenga que ser escrita en el molde clásico del soneto.

Ni que sea un defecto de por sí un falso soneto, con la estructura del mismo aunque sin rimas consonantes. O que las rimas interiores de los versos constituyan una especie de delito de lesa poesía. O que para ser considerado poeta haya que escribir sonetos. O que la falta o presencia de rimas consonantes o asonantes invaliden un poema.

¿Existe menos o más poesía en alguno de los versos que a continuación comparto con ustedes, como si existiese una fórmula matemática para calcularlo o un instrumento de medición para determinarlo?

«La dejé que muriese,

robándole mi entraña.

Se acabó como el águila

que no es alimentada».

     Gabriela Mistral

     Del poema La otra

«Ya no quedaba gente en el salón. Tal vez

por ello descubrí tristeza en su mirada».

     Rubén Faílde Braña

     Del poema El recién llegado

«la palabra se hace fuerte y fría

en términos de obstrucción/

el hombre es una palabra obstruida/»

     Juan Edilberto Sosa Torres

     Del poema Principio Nº 1

     análisis estructural: determinación del esfuerzo/

«El mar, como un vasto cristal azogado

refleja la lámina de un cielo de zinc»

     Rubén Darío

     Del poema Sinfonía en gris mayor

«es yelo abrasador, es fuego helado

es herida que duele y no se siente»

     Francisco de Quevedo

     Del poema Definiendo el amor

La muerte se muere de risa pero la vida

se muere de llanto pero la muerte pero la vida

pero nada nada nada

     Alejandra Pizarnik

     Del poema Balada de la piedra que llora

«¡Qué lástima

que yo no tenga un abuelo que ganara

una batalla,

retratado con una mano cruzada

en el pecho, y la otra mano en el puño de la espada!

     León Felipe

     Del poema ¡Qué lástima!

Silencio Nadie a mi dolor responde.

Tus labios callan y tu voz se esconde.

¿A quién decir lo que mi pecho siente?

A ti, Francois Villon, poeta triste,

lejana sombra que también supiste

lo que es morir de sed junto a la fuente.

     Nicolás Guillén

     Del poema Soneto

Estos pocos ejemplos me llevan a preguntarme:

¿Qué importancia podría tener para un lector que abre un libro de poemas cualquiera si cada uno de ellos cumple con determinadas reglas? ¿Analiza el lector si en los poemas que lee existen paranomasias (empleo de palabras de igual o parecido sentido, pero con significados diferentes) o aliteraciones (repetición de sonidos o grupo de ellos iguales o parecidos en palabras distintas que se encuentran próximas)?

O por el contrario, ese lector para nada teórico aunque sí voraz hasta el extremo del vicio, ¿leería el libro completo o lo relegaría a llenarse de polvo y de olvido?

Creo más bien lo que haría es lo primero si los poemas le gustan y lo segundo si no le gustan. Porque según yo creo, lo que existe entre escritor y lector común y corriente no son vínculos por medio de la teoría literaria, sino un contrato no escrito de aceptación o rechazo de un texto o de toda la obra del primero por parte del segundo basándose en criterios puramente placenteros.

Y digo entonces:

AFIRMACIÓN MÍA Nº 3: La literatura (y el arte en general me atrevo a decir) son simplemente fenómenos estéticos cuya única función es generar placer en el lector (en el espectador, generalizando el sujeto a todo el arte).

Porque la literatura y el arte no curan, no llenan el estómago, no llenan de dinero los bolsillos de los autores, no le emiten un pasaporte, no son discursos políticos, no alumbran una casa cuando hay apagones; en fin, nada realizan ni ejecutan en el mundo material y natural. Sin embargo, la literatura y el arte sí entretienen, ayudan a vivir en paz y sirven de satisfacción espiritual a quienes los crean y a quienes les gusta disfrutarlos.

De lo anterior expreso la:

AFIRMACIÓN MÍA Nº 4: Un escritor escribe como quiere y como puede. Un lector lee lo que puede y lo que quiere.

El canon literario siempre será algo muy personal de cada escritor. Establecer un canon literario general será siempre el absurdo más enorme de todos los absurdos.

Como rechazo las conclusiones retóricas y discursivas, termino el presente artículo con mi poema SOY CANON DE MÍ MISMO:

Decidí convertirme en mi propia otredad y maestro de mis versos,

aunque la sal extraviada tras mi falsa memoria

deba esconderla encima como señal del agua.

No quiero decir con esto que reniegue de otros

o cierre mis oídos ante las voces desoladas

de quienes abominan cualquier líquido amargo.

Lo que deseo expresar es que ahora estoy inmerso en mis sueños

buscando otras verdades mientras la lluvia cae.

Mi poesía es canon contra los que me amargan

y si aparece otra la respeto tanto como a mi otredad;

pero me mantengo al margen de metáforas escanciadas

como única alternativa para sentir que soy dueño de estos versos.

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(*) Andrés Casanova (Las Tunas, Cuba, 1949) es narrador, poeta, autor de guiones radiales dramatizados y ha incursionado en la escritura de guiones cinematográficos; miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). Ha obtenido importantes premios nacionales e internacionales y textos suyos han sido publicados en revistas literarias de varios países. Está antologado en diversas selecciones de narrativa y poesía y ha publicado novelas, libros de cuentos, de poesía y ensayos literarios con editoriales de Cuba, México, España, Portugal y Argentina. Reside en Las Tunas, Cuba.

Pueden leerse sus libros más recientes que está publicando de manera exclusiva con la editorial Libros Café Criollo con sede en Estados Unidos en su página de Autor Central en Amazon: 

https://www.amazon.com/author/andrescasanova

Sus blogs literarios se encuentran en:

https://escritorandrescasanova.wordpress.com/

https://escritorandrescasanova.blogspot.com/

https://andrescasanova.cubava.cu/

Su canal de Youtube en:

https://www.youtube.com/@Andres_Casanova-Escritor

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