EL PUEBLO HUNDIDO

Kat Am Amarán vivía en un pueblo hundido dentro de una ciudad hundida a su vez en un país sin remedio hundido dentro del mundo hundido entre los sueños de grandeza de sus próceres.

Era un ciudadano que cumplía las obligaciones fiscales y lograba con su trabajo que nada le faltara a su familia, aunque a veces desaparecía del pueblo y sólo sabía su destinio el anciano Ily Ichté, su mejor amigo.

–¿Vas a la ciudad? –le preguntaba siempre Ily cuando veía a Kat Am Amarán alejándose hacia la salida del pueblo por la calle principal y él señalaba hacia sus hombros, de donde colgaba un morral envejecido por el uso.

En esta oportunidad, Kat Am Amarán iba correctamente afeitado, con el cuello nuevo en su camisa y faltaba el morral. “Mal asunto”, se dijo el anciano Ily Ichté; sin embargo, lo animó a tomar el único autobús que podía sacarlo de aquel agujero que era el pueblo.

Ya en la ciudad, Kat Am Amarán compra con sus ahorros de todo el año una entrada para el Cinema Azul; dentro de la sala busca la butaca de la tercera fila en la zona central, butaca ubicada justo enfrente de la pantalla. El Gran Gurú que ha consultado hace unas horas le ha asegurado que desde allí podrá ingresar a la octava dimensión.

En el interior de la pantalla, aunque las luces casi lo ciegan logra llegar donde se encuentra una gran cantidad de personas que gritan tratando de entenderse. Esther Gronerborn pretende que Reza Parza y Bong Joon-Ho la acompañen a un paseo por los alrededores, mientras Mathieu Kassovtiz intenta convencer a los reunidos que El odio no es subversivo sino una simple burla contra la mediocridad del mundo cinéfilo. Kat Am Amarán se dice que ha valido la pena invertir sus ahorros de toda la vida para escucharle decir en todos los idiomas del mundo al gran Ripstein en persona que la perdición de los hombres son las malditas mujeres.

Cuando el noticiario sobre el Festival de San Sebastián cierra sus puertas, Kat Am Amarán abre los ojos de nuevo. A su lado, el anciano Ily Ichté sonríe con un sobre en las manos. El milagro pronosticado por el Gran Gurú ha ocurrido: el pueblo se ha convertido en el Cinema Azul, el cine de todo el mundo. Y ya no quedará hundido dentro de las viejas pantallas del siglo veinte.

El Cinema Azul ha rescatado a Kat Am Amarán y su pueblo del olvido porque allí se filmará la película del famoso director Abdul Chellazzis titulada El pueblo hundido.

         Del libro Minicuentos que no son cuentos de caminos

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